MATERIALES:
- Cola de carpintero
- Yeso fino
- Agua
- Lienzo
- Espátulas
- Un cuchillo o cutter
- Lija
- Pinceles y brocha
- Esponja
- Pintura acrílica de distintos colores
- Pintura dorada en pasta
En éste caso quise hacer un
cuadro con el motivo de un bosque. Me interesaba trabajar con la
textura del yeso para hacer ramas. Pero en esta ocasión utilicé un
yeso fino que vendían al peso en una tienda cercana a mi casa. Y en
lugar de alkil probé a utilizar cola de carpintero. El caso es que
funciona mucho mejor que el alkil. Tarda más en secar, es más
moldeable y además resulta bastante más económico.
Para hacer el cuadro primero
tracé unos bocetos a lápiz sobre un papel. En lugar de dibujar
árboles normales me apeteció darles un aspecto humano, como algún
tipo de criatura mitológica.
Boceto de los árboles
de mi bosque
Después cubrí el lienzo
con una capa de la mezcla de cola, agua y yeso. Esta vez dejé la
mezcla bastante líquida. Más o menos la misma cantidad de cola que
de yeso y el triple de agua. Una vez cubierto todo el lienzo, di
forma a las ramas con ayuda de una espátula y lo dejé secar.
Una vez seco dibujé a lápiz
las figuras que quería representar y empecé a rellenarlas y
moldearlas con la pasta de yeso. En la foto (aunque no tiene mucha
calidad) se puede apreciar la diferencia entre el yeso mientras aún
está húmedo y cuando ya está seco. Las partes más claras en la
figura femenina corresponden al yeso seco.
Figuras grabadas en el
yeso
Más adelante, cuando
estuve contenta con el relieve del bosque empecé a aplicarle color.
Mi idea original era darle una tonalidad otoñal, con rojos,
naranjas, amarillos, etc. Sin embargo, al aplicar el acrílico rojo y
amarillo se me fue ocurriendo otra idea algo más dramática.
Imagen del contraste
entre el amarillo y el rojo
Parece
que el relieve desaparece bajo el color, pero no hay que preocuparse,
vuelve a resurgir cuando le aplicamos tonos oscuros a las partes más
voluminosas del dibujo. De todas formas, cuando vi el contraste de
color se me ocurrió la idea del bosque en llamas. Podríamos decir
que el cuadro se pintó a sí mismo.
Una
vez con esta nueva idea seguí aplicando capas de pintura con ayuda
de una esponja y de una brocha. La esponja es buena para conseguir un
efecto difuminado y la brocha para darle forma a las llamas. Cuando
estuve más o menos contenta con el color del fondo le apliqué
colores más oscuros al relieve de los árboles y las ramas con la
ayuda de la esponja. Y luego use un poco de azul para dar la
impresión de humo.
Detalle de la figura
femenina
Detalle de la figura
masculina
Me gustaba crear el contraste entre la figura femenina, más
lejana y entre el fuego con detalles de luz en amarillo y la imagen
masculina, más cercana, con los tonos fríos del azul, puesto que
está más separada del fuego.
Os pongo la foto del cuadro ya terminado, para que veáis cómo
queda una vez colgado. Actualmente está expuesto en el restaurante
Santa Clara, en frente del convento del mismo nombre en la ciudad de
Pontevedra.
El cuadro terminado
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