martes, 13 de agosto de 2013

Bosque en llamas


MATERIALES:
  • Cola de carpintero
  • Yeso fino
  • Agua
  • Lienzo
  • Espátulas
  • Un cuchillo o cutter
  • Lija
  • Pinceles y brocha
  • Esponja
  • Pintura acrílica de distintos colores
  • Pintura dorada en pasta
En éste caso quise hacer un cuadro con el motivo de un bosque. Me interesaba trabajar con la textura del yeso para hacer ramas. Pero en esta ocasión utilicé un yeso fino que vendían al peso en una tienda cercana a mi casa. Y en lugar de alkil probé a utilizar cola de carpintero. El caso es que funciona mucho mejor que el alkil. Tarda más en secar, es más moldeable y además resulta bastante más económico.
Para hacer el cuadro primero tracé unos bocetos a lápiz sobre un papel. En lugar de dibujar árboles normales me apeteció darles un aspecto humano, como algún tipo de criatura mitológica.

Boceto de los árboles de mi bosque


Después cubrí el lienzo con una capa de la mezcla de cola, agua y yeso. Esta vez dejé la mezcla bastante líquida. Más o menos la misma cantidad de cola que de yeso y el triple de agua. Una vez cubierto todo el lienzo, di forma a las ramas con ayuda de una espátula y lo dejé secar.
Una vez seco dibujé a lápiz las figuras que quería representar y empecé a rellenarlas y moldearlas con la pasta de yeso. En la foto (aunque no tiene mucha calidad) se puede apreciar la diferencia entre el yeso mientras aún está húmedo y cuando ya está seco. Las partes más claras en la figura femenina corresponden al yeso seco.

Figuras grabadas en el yeso

Más adelante, cuando estuve contenta con el relieve del bosque empecé a aplicarle color. Mi idea original era darle una tonalidad otoñal, con rojos, naranjas, amarillos, etc. Sin embargo, al aplicar el acrílico rojo y amarillo se me fue ocurriendo otra idea algo más dramática.


Imagen del contraste entre el amarillo y el rojo

Parece que el relieve desaparece bajo el color, pero no hay que preocuparse, vuelve a resurgir cuando le aplicamos tonos oscuros a las partes más voluminosas del dibujo. De todas formas, cuando vi el contraste de color se me ocurrió la idea del bosque en llamas. Podríamos decir que el cuadro se pintó a sí mismo.
Una vez con esta nueva idea seguí aplicando capas de pintura con ayuda de una esponja y de una brocha. La esponja es buena para conseguir un efecto difuminado y la brocha para darle forma a las llamas. Cuando estuve más o menos contenta con el color del fondo le apliqué colores más oscuros al relieve de los árboles y las ramas con la ayuda de la esponja. Y luego use un poco de azul para dar la impresión de humo. 

Detalle de la figura femenina

Detalle de la figura masculina

Me gustaba crear el contraste entre la figura femenina, más lejana y entre el fuego con detalles de luz en amarillo y la imagen masculina, más cercana, con los tonos fríos del azul, puesto que está más separada del fuego.
Os pongo la foto del cuadro ya terminado, para que veáis cómo queda una vez colgado. Actualmente está expuesto en el restaurante Santa Clara, en frente del convento del mismo nombre en la ciudad de Pontevedra.

El cuadro terminado






jueves, 27 de junio de 2013

La Salamandra


MATERIALES:

  • Alkil
  • Yeso
  • Agua
  • Pegamento termofusible
  • Lienzos de distintos tamaños
  • Espátulas
  • Pinceles y brocha
  • Un cuchillo o cutter
  • Lija
  • Espejitos
  • Piedras azules
  • Cristales verdes
  • Pintura acrílica de distintos colores
  • Pintura dorada en pasta

           El segundo proyecto en el que me embarqué consistió en una salamandra. La idea partió de mi novio. Él quería una especie de tríptico. Generalmente es un cuadro compuesto de tres lienzos, que colocados de la manera correcta dejaran ver el dibujo completo. Sin embargo decidimos que quedaría más original si en lugar de tres lienzos usáramos más y de distintos tamaños.

           Una vez escogido el tema el primer paso consistió en diseñar la figura de la salamandra y preparar el dibujo de forma que encajara en los distintos lienzos.
Lo mejor es hacer el dibujo básico en un papel. Luego colocar los lienzos (lo mejor es en el suelo) de la forma en que queramos que quede en la pared y una vez estemos contentos con esto, comenzar a plasmar las líneas básicas del dibujo lienzo por lienzo sin moverlos de la posición elegida, par poder tener una visión global del aspecto que tendrá cuando esté terminado.
Una vez hecho esto copiamos el esquema en una hoja de papel, asegurándonos de que también plasmamos la posición y distancia de los lienzos entre sí y la proporción de la figura que vamos a crear en cada uno de ellos. Esta será nuestra guía definitiva.

           Ahora, una vez tenemos nuestro esquema preparado hay que escoger el material que vamos a utilizar. En lugar de escayola, que tiene una textura muy fina yo prefería algo que una vez seco semejara la textura de arenisca, para darle al cuadro un ligero toque étnico. Visité una tienda de bricolaje y encontré un tipo de yeso granulado que me daría justo los resultados que yo quería.
Los cristales verdes los obtuve rompiendo una botella vacía de vino, las piedras azules de una tienda de decoración y los espejitos de una de las bolas de navidad que mencioné en el artículo anterior.
Mezclé el yeso con agua en las proporciones que ponía en el paquete y lo apliqué a uno de los lienzos para comprobar cómo quedaba una vez seco. Aquí me encontré con dos grandes problemas. El primero que secaba rapidísimo y casi no me daba tiempo para trabajar con la pasta, el segundo que una vez seca, la mezcla se despegaba del lienzo. La solución que encontramos fue añadirle a la mezcla alkil. La pasta entonces tarda más en secar y es más fácil de modelar, además de quedar perfectamente pegada al lienzo una vez seca. Pero encontrar las cantidades idóneas no es nada fácil.
Es muy fácil pensar que la fórmula se compone de yeso, alkil y agua, pero nos olvidamos de otro elemento que se añade a la mezcla y que consiste en aire. La cantidad de aire es inversamente proporcional a las cantidades de los otros materiales. Quiero decir, si yo pongo dos cucharadas de yeso, dos de alkil y cuatro de agua (que es más o menos la guía con la que trabajar, es decir, la misma cantidad de alkil que de yeso y el doble de agua) me entra cierta cantidad de aire en la mezcla, que es lo que hace que ésta seque. Pero si pongo la mitad de cada material, pensando que al hacer una perfecta proporción voy a conseguir los mismos resultados y desperdiciar menos material, no funciona, porque al ser la mezcla más pequeña entra más aire en ella y se seca antes.
Mi consejo es que practiques hasta que estés a gusto con las cantidades y que utilices siempre la misma proporción, ajustando tu rapidez trabajando a los materiales empleados y no al revés.

          Una vez que tuve los lienzos cubiertos con la pasta , volvía a marcar en cada uno las líneas básicas del dibujo de la salamandra, para a continuación rellenarlas con más pasta.
El trabajo es un poco lento porque hay que esperar a que el material seque antes de aplicar la siguiente capa.

Imagen de la salamandra con la primera capa de yeso.

           Después se pegan los espejos, cristales y piedras de la forma escogida. Yo lo hice con pegamento termofusible en pistola. Una vez fijos se recubren con más pasta y se le da la forma que queramos, teniendo cuidado de limpiar bien los cristales, etc. con bastoncillos húmedos. 
Una vez hecho esto se pueden aplicar más capas de yeso para dar más forma y crear los detalles que se crean necesarios.



Imagen de la salamandra completa y con el fondo en rojo.

        También nos divertimos un poco cambiando los lienzos de posición. La salamandra parecía un extraterrestre!



          Después se va aplicando pintura como si fuera un cuadro normal, sólo que además de color contamos con relieve. Yo apliqué pintura dorada en seco con un trapo encima del rojo.
También apliqué pintura color arena en partes del cuerpo de la salamandra. Utilicé pintura muy líquida para dejar ver el material subyacente.


Imagen de la salamandra terminada y con el fondo dorado sobre rojo.

            Por último añadí algunos motivos étnicos en el fondo, incluyendo el contorno de las manos de mi hijo pequeño. Veréis que resulta bastante llamativo y es muy fácil de hacer. Además le da un toque emotivo al cuadro.


Y el resultado final es éste:


     
    !Aviso! Colgarlo en la pared también requiere su truco, lo mejor es colgar el central y tomar medidas de como tendrán que ir colocados los demás a su alrededor.


domingo, 16 de junio de 2013

Hojas en la pared


     

MATERIAL:
  • Silicona
  • Soporte para la silicona
  • Agua
  • Escayola
  • Pinceles
  • Espátulas
  • Pintura acríclica
  • Espejitos
 La primera cosa que hice con yeso surgió de forma accidental. Me habían pedido que preparase un diseño de hojas para adornar una pared. Era una pared estucada, pintada de color blanco y en ella aparecían unas grietas, las cuales la propietaria quería ocultar de una forma lo más estética posible, de ahí que me pidiera un diseño de hojas y ramas, algo muy natural y ligero. Empecé a pensar en ello, pero cada vez que lo hacía se me ocurría un diseño en relieve. Así que comencé a  decidir el material con el que podrían crear las ramas y las hojas. Decidí emplear silicona porque me recordó la forma en que se decoran las tartas. Una buena manera de aplicar el material en la pared haciendo las delicadas formas de las ramas. Como también sirve de adhesivo, me servía para pegar los espejos. Decidí utilizar las bolas de navidad, porque resultaba mucho más económico que comprar los espejos sueltos en una tienda especializada, y además son más fáciles de encontrar. Puedes comprar las bolas de navidad en cualquier tienda de todo a cien. Además, si lo haces cuando ya han pasado las fiestas y están de rebajas puedes tenerlas luego guardadas con tus herramientas para cuando las necesites.
Utilicé la escayola porque me pareció era el material más paredido a la carga de la pared y resultaría natural y agradable a la vista y al tacto.

       

         Para hacer las ramas utilicé la silicona con pistola  y para hacer las hojas, preparé los bordes con silicona y pegué con este mismo material los cristalitos con los que adorné cada hoja.
         Luego rellené el interior con escayola mezclada con agua y le fui dando forma con las espátulas. Cuando se quiere ser muy delicado se puede utilizar un pincel.
Hay que tener cuidado y trabajar rápido, porque la escayola seca casi instantáneamente. Lo mejor es extenderla cuanto antes e ir modelando los detalles una vez está toda aplicada. Ni qué decir que hay que trabajar con sólo una hoja de cada vez. Para conseguir resultados más precisos se pueden pulir los bordes con lija y marcar cualquier detalle que sea necesario con un cuchillo o con un pequeño torno eléctrico. Resultará extraño, pero yo encontré esto increiblemente desestresante.
         Después de que seque hay que limpiar los espejos para que vuelvan a brillar. Es bastante fácil si se utilizan bastoncitos de algodón, como los de limpiarse los oídos.
         Por último, después de dejar que seque durante unos días, se puede pintar encima. Yo utilicé pinturas metalizadas en tonos verdes, plateados y terrosos para crear un efecto más bien delicado, pero se pueden utilizar otros, por ejemplo rojizos y cobres para que parezcan hojas de otoño, azules para el invierno, etc.
Sólo see trata de utilizar tu imaginación.

          Detalle de una hoja. En él se puede apreciar la colocación de los espejos y el brillo que le confiere la pintura metalizada una vez seca.
         El resultado final en la pared creo que ha quedado bastante bien. Es original, pero a la vez discreto y funciona muy bien con el estucado original.





miércoles, 16 de enero de 2013

Por qué Sin Moldes


Hay muy pocas cosas que me saquen de quicio. Una es la injusticia, otra la falta de educación en una persona presuntamente instruida (si no has tenido la suerte de que te enseñen buena educación, entonces no es culpa tuya que no la tengas) y la última es que me metan en un molde. 

Como humanos tenemos la costumbre, en la mayoría de los casos útil de categorizarlo todo, incluidas las personas. En cuanto tenemos unos cuantos datos, ya está, inmediatamente introducimos a esa persona en una especie de compartimento o molde y ya no hay quien lo saque de ahí. 

Obviamente esta conducta resulta práctica en muchos casos, puesto que tenemos que pensar menos. Ya tenemos a la persona en su cajita y ya no tenemos que darle más vueltas. Sin embargo yo soy de los que opinan que de esta manera nos cerramos muchas puertas, perdemos un montón de información útil y además le cortamos las alas a mucha gente. Y lo mismo que hacemos con las personas lo hacemos con el resto de las cosas, dejando de discurrir cuantos usos les podríamos dar si mantuviéramos la mente un poco más abierta.

Personalmente tengo gustos e inquietudes muy diferentes  por lo que siempre he encontrado insufrible que me metieran en uno de estos moldes y cuando tuve que pensar en qué título ponerle a este blog me pareció simplemente perfecto. 

Aquí es donde intentaré exponer mis últimos cuadros. Estoy aprendiendo a hacer cuadros en relieve y para eso utilizo yeso, pero también sin emplear moldes, sólo con espátulas y otros medios más caseros por decirlo de alguna forma. El primero que hice fue un mural de hojas y ramas, que "aunque lo diga yo" llama bastante la atención. Así que este mural y cómo lo hice será la primera entrada de mi blog "Sin Moldes".