MATERIAL:
- Silicona
- Soporte para la silicona
- Agua
- Escayola
- Pinceles
- Espátulas
- Pintura acríclica
- Espejitos
Utilicé la escayola porque me pareció era el material más paredido a la carga de la pared y resultaría natural y agradable a la vista y al tacto.
Para hacer las ramas utilicé la silicona con pistola y para hacer las hojas, preparé los bordes con silicona y pegué con este mismo material los cristalitos con los que adorné cada hoja.
Luego rellené el interior con escayola mezclada con agua y le fui dando forma con las espátulas. Cuando se quiere ser muy delicado se puede utilizar un pincel.
Hay que tener cuidado y trabajar rápido, porque la escayola seca casi instantáneamente. Lo mejor es extenderla cuanto antes e ir modelando los detalles una vez está toda aplicada. Ni qué decir que hay que trabajar con sólo una hoja de cada vez. Para conseguir resultados más precisos se pueden pulir los bordes con lija y marcar cualquier detalle que sea necesario con un cuchillo o con un pequeño torno eléctrico. Resultará extraño, pero yo encontré esto increiblemente desestresante.
Después de que seque hay que limpiar los espejos para que vuelvan a brillar. Es bastante fácil si se utilizan bastoncitos de algodón, como los de limpiarse los oídos.
Por último, después de dejar que seque durante unos días, se puede pintar encima. Yo utilicé pinturas metalizadas en tonos verdes, plateados y terrosos para crear un efecto más bien delicado, pero se pueden utilizar otros, por ejemplo rojizos y cobres para que parezcan hojas de otoño, azules para el invierno, etc.
Sólo see trata de utilizar tu imaginación.
Detalle de una hoja. En él se puede apreciar la colocación de los espejos y el brillo que le confiere la pintura metalizada una vez seca.
El resultado final en la pared creo que ha quedado bastante bien. Es original, pero a la vez discreto y funciona muy bien con el estucado original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario